diseñOrnitocrático
Colapsos Galopantes Progresivos
Mire hondo, respire pal frente.

viernes, septiembre 16, 2005
Al final, todos seremos lo mismo

Si estuviésemos frente a frente no te lo diría, ni siquiera lo pensaría. Sólo ahora, que no estás cerca y eres únicamente parte de mis recuerdos, soy capaz de enfrentarte, de devolverte la mirada y sacar desde lo más hondo de mi miserable humanidad la duda que aún sobrevive. Por qué, te preguntaría.

No recuerdo si alguna vez te lo dije, pero creo que es innecesario obligarte a recordar que, luego de todo lo que vivimos, dejó de tener sentido el uso de las palabras. Te odio. Te odio por odiar. Te odio por comodidad. Porque al que realmente aborrezco, mi odio no le afecta. Porque es más fácil provocar y observar tu sufrimiento, que soportar el que me corresponde.

Te odio. Te odio porque me hiciste odiarte. Porque pensaba que el odio no existía. No en mí, al menos. Siento como todo en lo que alguna vez creí se desmorona. A pesar de todo, no he cambiado en lo más mínimo, sino que he revelado lo que siempre he sido, arrancando de la farsa que constituía mi existencia. Creo que nada de esto se habría revelado si no fuera por el maldito terror. ¿Por qué mierda te tuve miedo, considerando que si nos paramos frente a frente resultamos ser lo mismo? ¿Por qué aún temo, si ya no me queda absolutamente nada más que perder?

No me creerías si te dijera que te tengo miedo. Que tu fragilidad e infinita valentía me espantan. Que en ti veo la imagen deformada de lo que alguna vez creí que podría llegar a ser. Que me doy cuenta que, a pesar de haberte hecho perder todo lo que tenías en el mundo, tu soledad jamás podrá compararse con la mía. Aunque no lo quieras aceptar, estamos conectados, y es esta idea de relación lo que me hace sentir un poco menos solo, un poco menos de miedo.

Terror. Terror de ver que tú alguna vez también fuiste la víctima, de que tu existencia pudiese representar mi futuro. Porque me hiciste caer en un infinito abismo de ignorancia. Porque ya no sé quién soy ni qué siento. Ya no sé qué quise ni por qué debería seguir queriendo. Porque me hiciste temerle más a continuar mi existencia, que a enfrentar mi propia muerte. Porque me hiciste perder mi futuro y abandonar lo único que todavía me volvía humano.

Yo también tuve esperanzas, sabes. Yo también tuve creencias que me habrían ayudado a mantenerme de pie incluso si se me hubiese quebrado cada uno de los huesos. Pero es lo mismo si el mundo va a amanecer mañana en una posición diferente y mis convicciones van a estar tan alteradas que se quebrarán, incluso antes de que sea necesario que me afirmen. Así que no había vuelta atrás, sólo quedaba avanzar. Y si acaso te hubiera podido usar. Pero tú no eras ni el medio ni el objetivo. Tú fuiste el obstáculo, el experimento, el recreo de mi imaginación.

Te llevaste mi pasado, mi presente y mi futuro. Huiste con mi inocencia, mi dignidad y mi felicidad. Me quitaste mi libertad. Pues, aunque ya no hay cuerdas alrededor de mis muñecas, sobrevivo atado al pasado. Porque no sé como bloquear el recuerdo, pero tampoco sé como avanzar reviviendo a cada minuto el horror en el que convertiste mi existencia.

Perdóname. Perdóname, porque si no lo haces ya no sé como voy a ser capaz de soportar nuevamente mi reflejo. Perdóname, porque si lo haces quizás podré perdonarme y comenzar a vivir de nuevo. Podrías enseñarme cómo después de que hice de ti lo más bajo y degradante a lo que puede llegar una persona, todavía sigues de pie, con la cabeza en alto, con la vista fija en mis ojos. Ayúdame. Ayúdame a recordar y a olvidar. Ayúdame a dejar de odiar tanto mi persona y todo lo que represento.

El problema es que aunque obtuviese de ti el tan ansiado gesto de arrepentimiento, no importaría. Porque el día que te robaste mi dignidad dejé de ser lo suficientemente persona como para ser capaz de aceptar cualquier tipo de disculpa, de entrega o de salvación. Por eso hoy sólo me queda completar la destrucción que tú iniciaste, acabar esta existencia que ya no es vida, deshacerme de los fragmentos que quedan de mi cuerpo, soportar el último gran dolor físico para, por fin, despojarme del sufrimiento.

emanado por Javiera Pumarino a las 20:19 hrs     7 comentarios

El Polololo

Familión

Manada

U

blAggers

Música

Interesantes

Colapsos Escogidos

Colapsos Previos