diseñOrnitocrático
Colapsos Galopantes Progresivos
Mire hondo, respire pal frente.

viernes, abril 29, 2005
¿el qué?

Me pasó algo de lo más extraño. En una de esas tantas vueltas que nos hacen dar todos los miércoles en gimnasia por la nueva pista atlética (orgullo de toda la masa de vejez de mi colegio), alguien, tratando de animar a otro alguien, comentó: "si quedan sólo 5 meses de clases no más". Mi alegría ante la afirmación duró poco. Tratando de sacar cuentas mentales (que, por algún motivo de cuestan de forma exagerada, en especial las que se refieren a meses y horas) me di cuenta que era imposible, que hasta los pronósticos más optimistas indicaban que para diciembre quedaban, al menos, 7 meses.
Ahí fue cuando noté la primera peculiaridad; todo el mundo se vio obligado a recordarme que este año salíamos de clases en octubre. "¿En octubre?" pensé yo; tratando de no mostrar mi incredulidad, parecía ser ya demasiado mi desatino por no estar enterada.

La conversación no llegó a más, pero me quedó dando vueltas. De pronto fui capaz de relacionar un montón de cosas que desde marzo me estaban pareciendo extremadamente raras.

Las profesoras tienen una obsesión descarada con una sigla que todavía no llego a comprender, ¿P.C.E.U.? o ¿P.C.U.?, e insisten en hablarnos de eso a toda hora, todas las clases. Ahora lo encuentro todavía más absurdo, si vamos a tener como un mes y medio menos de clases, cuál es el afán de perder aún más horas hablando en un lenguaje tan complicado.
Más encima, nos han hecho, ya tres veces, unas pruebas extrañísimas: tienen como mil preguntas, la mitad de la materia la vimos como en primero básico y olvidé de inmediato, pensando que nunca iba a necesitar; un cuarto de materia del año pasado, que por algún motivo no logro recordar y, lo más absurdo, el otro cuarto es de materia que ni siquiera hemos pasado. La prueba es entera de alternativas, pero si la tiras al achunte cagaste, te descuentan puntos si te equivocas; ¿omitir? y a mí ¿quién me enseñó a omitir?. Lo entretenido es que te pasan una hoja llena de circulitos, supongo que será algún tipo de test sicológico, y que mientras contesto la prueba los voy rellenando, a ver si pueden interpretarme algún pensamiento inconsciente.
Otra cosa bien rara que pasa es que P.C.U. no es la única sigla que usan. Hay un surtido de términos y expresiones que jamás había escuchado o imaginado: "facsímil", "eje temático"", "en la hoja de respuestas...", "para Pi=3,1416", "1 por sí sola", "2 por sí sola", "cada una por sí sola", "demrre", "mención física" y, por último, la sigla favorita de casi todas mis compañeras: P.R.E.U. Todavía no entiendo bien lo que es; pareciera ser algún tipo de fiesta "a la hora del té": todas se arreglan antes de ir, dejan de tener tiempo para hacer cualquier otra cosa y llegan comentando al día siguiente todos los detalles de sus aventuras diarias. Suena divertido, la lata es que es un poco caro. No creo que mis padres estuviesen dispuestos a pagar $800000 anuales para que yo disfrutase de tarde tras tarde de pura parranda desenfrenada.

Hoy día mi confusión había llegado a su extremo. En uno de esos TANTOS momentos que una profesora dijo "esto les va a servir para EL P.C.U." alcé mi mano y pregunté: "¿el qué?". No solo la profesora me miró sorprendida, sino que todo el curso se dio vuelta y me hablaron con su expresión, que cómo no sabía lo que era, que de eso casi que dependía todo mi futuro. Muerta de vergüenza, dije que era una broma, para alivio de muchas.
"Qué raro" pensé "yo que hasta ahora creía que mi futuro dependía de mí misma".

emanado por Javiera Pumarino a las 22:15 hrs     13 comentarios

martes, abril 19, 2005
Algo Nuevo

Hay muy poco dichos que me convencen realmente. El que más podría destacar es ese de : "todos los días se aprende algo nuevo".

Por ejemplo, hoy día, ¿qué aprendí?

Durante la mañana las clases estuvieron relativamente normales; todo hasta que escuchamos el aullido general "humo blanco!!! humo blanco!!!"
Por esas casualidades de la vida, a esa hora no estábamos en la sala; sino que habíamos bajado al patio a hacer el trabajo más fome del planeta.
Como nunca me he caracterizado por mantener mi boca cerrada, lancé al aire una idea que cruzó velozmente por mi cerebro: "¿Por qué no tocamos la campana de la iglesia, como celebración de tan importante acontecimiento?" Nunca imaginé que mi propuesta fuese tan bien acogida. Resulta que eso de tocar la campana es uno de los deseos ocultos que tenemos todas las personas de mi generación; esas cosas que sólo algunas privilegiadas han tenido la oportunidad y cuya experiencia ha sido inolvidable. Sin exagerar.
En medio segundo nos se encontraba todo mi curso en la oficina de la directora, agitadas y emocionadas, rogándole que nos permitiera disfrutar del placer negado durante años. Como el lector podrá imaginar, era rídiulo pensar que 30 personas cabrían en un campanario de 1 x 1 m; pero en el frenesí de la ilusión, nosotras simplemente decidimos olvidarlo. La directora no. Propuso que eligiéramos a una sola, que nos representara a todas.
-Ughh- pensé yo - aquí se acabó la aventura, mejor retirarse ahora, antes que provocar el conflicto del año por una tontera-. Ese pensamiento fue un craso error. Pero uno bastante agradable.
Alguna compañera, cuya identidad no logré captar propuso que la gestora de la idea fuera la representante; parece que la idea gustó, porque el pueblo votó y, democráticamente, fui elegida para cumplir nuestro antiguo sueño común. El honor casi me reventaba, y de pura vergüenza y emoción casi renuncié a la tarea. Pero el deseo me superó y comencé a subir las escaleras, hacia ese antro de enredaderas, donde me esperaban las añoradas campanas.
Traté de tocar de a dos , para que se escuchara más lindo, moviendo los dos brazos de un lado a otro. Inútil, no se escuchaba ni de broma; era neceseria mucha más fuerza.
Luego, con una cuerda en cada mano, comencé a correr frenéticamente por el diminuto campanario; ahí sí se escuchaba. Desde abajo escuché gritos desesperados indicándome que parara.
Entonces recordé que previamente me habían preguntado si sabía tocar campanas. Miré a mi interlocutora y pensé que no podía creerme tan deficiente, que era un simple movimiento, sin mucha ciencia. ¡ERROR!. Esto tenía toda una técnica, que logré comprender y dominar, sacando aplausos de mis atentas oyentes.

Cuando la aventura ya había terminado, nos fuimos a instalar al frente de una TV para escuchar el nombre esperado por millones de fieles alrededor del mundo. Cuando el nuevo Papa fue anunciado nuestra directora salió de la sala, indignada. Nosotras nos quedamos en silencio. Mientras la trasmisión continuaba noté como, irónicamente, se escuchaban las campanas del Vaticano, celebrando al nuevo Pontífice.
-Ni cagando- pensé. A ninguna se le ocurrió, siquiera, mencionar la idea de ir a disfrutar nuevamante el espectáculo de nuestras campanas. Alegría era algo que estábamos lejos de sentir. No me deja de impactar que tantas personas puedan errar de forma tan profunda, de arriesgar toda la Iglesia por que se yo qué motivo.

Después salimos a almorzar, conversamos y nos reímos. Después entramos a clases y seguimos conversando y riéndonos. Después nos aburrimos, nos aburrimos de nuevo y nos aburrimos un poco más (las horas son más largas después de almuerzo, con ciertas profesoras).

Entonces... ¿qué aprendí?

  1. Tocar campanas es todo un arte, no apto para inexpertos. Pero es tan emocionante como uno se imagina.
  2. Los eventos católicos son la forma más descarada y ,a la vez, más aceptada de capear clases.
  3. Si eres viejo y te juntas con un centenar de amigos igual de viejos, no significa que puedan tomar una decisión sabia.
  4. Hasta el tema más interesante puede convertirse en un aburrimiento mortal si se conjugan el día, el clima y las personas inadecuadas.
  5. Cualquier idea, por más descabellada que parezca, dala a conocer de inmediato. Puede haber resultados sorprendentes y satisfacciones jamás imaginadas.

pd:
Supuestamente yo estoy estudiando desesperadamente en este momento (tengo a Platón esperandomé impacientemente en mi pieza), pero acabo de recordar que lo más divertido de esto de "aprender algo todos los días" es que en ningún caso estoy pensando en cuestiones del colegio o cualquier tipo de aprendizaje obligatorio. Eso se olvida al minuto de haberlo "aprendido". Siempre lo más inútil es lo que no podemos olvidar; cosas como que las muelas del juicio en inglés se llaman "wisdom teeth" (muelas de la sabiduría), como que la gente con los ojos saltones se llama exoftálmica o que una niñita se murió porque se secó el pelo en el microondas.

emanado por Javiera Pumarino a las 22:14 hrs     12 comentarios

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