diseñOrnitocrático
Colapsos Galopantes Progresivos
Mire hondo, respire pal frente.

domingo, marzo 13, 2005
la mujer-sopa

El miércoles, a la hora de almuerzo, celebramos nuestro último día del alumno. Lo pasamos bastante bien (a pesar de la precariedad del festejo), jugamos como si estuviéramos en cuarto básico, pintamos el mono y nos rebelamos (sólo un poco). Ayer tuvimos otra de esas pruebas extrañas y hoy fuimos, los dos cuartos medios, a la "Feria vocacional de la Revista Capital". Así que, en resumen, desde hace casi tres día que no hemos tenido clases, lo que compensa (de forma bastante agradable) las semanas híper-estresantes que se nos vienen encima.

Lo de hoy día fue en el Edificio Diego Portales. Cuando llegamos la Coni me comentó que el arquitecto responsable de su construcción debería pedir disculpas públicas por incluir en el paisaje de Santiago un elemento tan horroroso; yo le conté, brevemente, lo que recordaba de una breve lección de historia que me hizo mi hermano alguna vez, que el sentido de la estructura era invitar a los ciudadanos a compartir en torno al edificio, pero no logré justificar su desagradable apariencia.
El encuentro fue, básicamente, un montón de personas que trataron de inspirarnos a través de su experiencia personal. Aunque con algunos me aburrí y con otros me identifiqué, creo que los que más me sirvieron fueron los que se oponían radicalmente a mi forma de ver mi vida y mi futuro, porque me ayudaron a aprender a estar alerta y a no limitarme a asentir respetuosamente cuando me estén tratando de encajar una idea que, si la escucho con atención, me doy cuenta que atenta descaradamente contra mis principios. Otra cosa que me decepcionó fue el convencimiento de casi todos los expositores, incluso los que me parecieron más cercanos a mi opinión, que todos los asistentes, por pertenecer a colegios particulares-pagados y ser parte de "Santiago Oriente" debíamos (y nuestra única aspiración era) entrar a la universidad (si desea conocer mi opinión respecto al tema consulte "La preguntita insoportable 2").

Cuando terminó el evento, con la Coni decidimos hacer un aprovechamiento cultural del día; así que nos fuimos al Bellas Artes, en busca de Rodin. La exposición estaba increíble, las dos nos extasiamos en un paraíso de pies, manos y brazos perfectos y más que perfectos.

(*)

Nos quedamos ahí dando bastantes vueltas, conociendo el lugar en el que ninguna había estado antes (o, al menos, ninguna lo recordaba), dando vueltas alrededor de una escultura decifrando un poema (que olvidamos después de todo el esfuerzo), tratando de comprender a Frank Stella y viendo una "acción de arte", donde 18 personas vestían poleras en las que se deletreaba: "capaz de no decir nada".

Cuando nos decidimos a irnos el mundo era otro. Llovía torrencialmente y la gente nos miraba como el par de dementes que corrían desprotegidas bajo la lluvia. Acompañé a la Coni a la Alameda, para que no se perdiera y, cuando me faltaba una enorme cuadra para llegar al metro, divisé mi salvación: el edificio hacia el que había demostrado mi desprecio esta misma mañana, ahora se mostraba dispuesto a refugiarme en sus amplios pasillos y bajo su ancho su techo. Así llegué al metro, convertida en la mujer-sopa. Entumida me bajé en Pajaritos y así espere mi micro y llegué, finalmente, a casa.

Cuando me instalé en el computador busqué inmediatamente una canción que necesitaba escuchar: Why does it always rain on me? de Travis, que dice, más o menos, así: "¿por qué siempre llueve sobre mí?"(**).
Resulta que hoy la canción era todo lo opuesto a lo que estaba sintiendo. Resulta que esta tarde de lluvia logró limpiar de mí lo que ni cien años de conversaciones habrían logrado. Resulta que, aunque pensar nunca ha sido algo malo, lo que necesitaba era pararme y empezar a vivir de nuevo, correr y saltar por un rato; era mojarme, sin importar que depués me diera frío.

(*) Adán de Auguste Rodin
(**) Es divertido, porque la canción después dice "is it because I lied when I was seventeen?" (¿será porque mentí cuando tenía diecisiete?).

emanado por Javiera Pumarino a las 22:17 hrs     0 comentarios

La preguntita insoportable 2

El único de mis hermanos que todavía sigue viviendo en mi casa está empezando su último año de ingeniería civil. Es justo en este momento cuando se dio cuenta que quizás si hubiese estudiado una carrera técnica podría haber terminado trabajando en lo mismo, habiendo estudiado menos de la mitad del tiempo. Por eso es que está decidido a que a mí no me pase lo mismo, a ayudarme a abrirme a todas las opciones para que tome una decisión totalmente informada. A mí la verdad es que no me agrada tanto la idea, me ha costado mucho decidirme por una carrera y la llegada de opciones nuevas sólo me complica. En realidad es de puro floja, honestamente agradezco el gesto.

El "¿y qué vas a estudiar?", aparte de ser un posible factor de estrés, es una pregunta totalmente discriminatoria. ¿POR QUÉ la gente cree que toda la masa adolescente del país DEBE ir a la universidad? ¿El pobre joven que quiere entrar a un instituto o simplemente entrar a trabajar directamente DEBE sentirse como un FRACASADO?

¿Sabía usted que sólo un 16,36% de la población de Chile ha cursado estudios superiores? ¿Puede ser que el otro 83,64% de los chilenos sean todos unos VAGOS?

Cuando mi hermano responde a la versión evolucionada de la preguntita, es decir, "¿y qué estás estudiando?" recibe comentarios del estilo "qué bueeeeno" con sonrisas y palmadas en la espalda incluídas. Para mí es aún peor; cuando contesto que QUIZÁS estudie bioquímica, me responden (aquellos que saben o creen saber lo que "bioquímica" significa, porque creo que ni yo misma lo sé): "oh, sí! esa es la carrera del futuro". Si a mí o a mi hermano nos lo dijeran porque trabajando en eso fuéramos a crecer mucho como personas o a vivir situaciones especiales o a conocer gente maravillosa; la respuesta no me molestaría. Pero la gente está pensando en la PLATA y sólo en la plata. Pensar que ninguno de los dos pretende trabajar ejerciendo esas fantásticas carreras...

Por último, debo confesarme: tengo un buen promedio y me avergüenza decírselo a personas que recién estoy conociendo. Empezando porque estoy convencida que mi colegio está dentro de esos que, según un titular de diciembre del año pasado, "inflan las notas"; y porque la gente suele formarse, inconcientemente, una imagen de mí totalmente distorcionada: de la matea, perna, amargada, seria, etc, etc. En el "carrete" del viernes me pasó algo parecido; al tipo a quien se lo dije no creo que le haya quedado precisamente esa impresión, pero después de un rato comentó que yo sería un "buen partido". Espero que haya sido porque le agradaba mantener una relación con alguien (aparentemente) inteligente, y no por los millones que podría estar ganando en un futuro no muy lejano.

emanado por Javiera Pumarino a las 22:05 hrs     0 comentarios

viernes, marzo 11, 2005
La preguntita insoportable

Recién han pasado 3 meses desde que a la pregunta "y ¿en qué curso estás?" empecé a contestar "pasé a cuarto", y ya estoy saturada de la pregunta por obligación: "¿y qué vas a estudiar?"

¿POR QUÉ todo la masa adulta del país piensa que esa es una buena forma de continuar la conversación?. Es probable que no sea mi caso, pero la mayoría de los jóvenes en mi situación comienzan a manifestar, a medida que avanza el año, lo que mi profesora de filosofía denomina el "Síndrome de cuarto": se van deprimiendo, estresando, cansando, poniendo agresivos, nerviosos, amargados y para qué decir lo que el término "PSU" provoca en estos pobres adolescentes. Más aún, si el estudiante comete el terrible error de tener dudas sobre lo que quiere hacer cuando salga del colegio, ahí si que la preguntita desata crisis de este sídrome inmediatas.

OK, puede que esté exagerando, que para muchos no sea así y que los preguntones no sean culpables de ocupar el recurso más fácil para mantener la conversación con un joven con el que probablemente no tienen nada en común. Pero cuando de las 44 horas de clases que he tenido esta semana, han gastado al menos 40 en hablarme de la famosa prueba (de la que tengo ensayo el próximo lunes, yeah...), necesito desahogarme. La lata es que logran hacerte sentir culpable todo el día de "estar desperdiciando el tiempo" y no estar preparándote lo suficiente. Lo siento, pero ya estoy grandecita, me creo lo suficiente responsable para prepararme sola para la prueba (me niego a hacer preu); gracias por la preocupación, pero no me está ayudando.

Lo bueno es que, aunque personalmente ya nos están logrando poner nerviosas, el curso todavía no pierde ni el ánimo, ni el sentido del humor. Es por eso que debajo del afiche del "día de la mujer" que dice "Sí, podemos" alguna graciosa escribió con plumón "PSU".

emanado por Javiera Pumarino a las 22:04 hrs     3 comentarios

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